Pantafotos

U na de las ventajas de trabajar en el cementerio de la Recoleta, además de su prestigio institucional, es que cada trabajador, aunque no esté abocado a un trabajo demasiado riesgoso, cuenta permanentemente con la protección de su propio ángel de la guarda.

¿ Q uién dijo que el trabajo de los editores en el desk no tiene sus riesgos? Para que sepan, sufrimos bajas diariamente y no nos quejamos, continuamos con nuestra labor como si nada,  responsablemente, heroicos, estajanovistas...

E l viejo jarrón o ánfora yacía junto al pedestal, roto y vencido, tras su derrocamiento por parte del pequeño cactus que, orgulloso de su verde lozanía, se disponía a iniciar su glorioso reinado.

E so del arte estajanovista ( link )  no me parece malo, elogiar a los héroes del trabajo, para variar, no es una mala idea. Pero no deja de resultar un poco ominoso encerrar a los esforzados trabajadores tras las rejas, como para que no se vayan a exceder en sus reivindicaciones...

A veces uno no puede menos que preguntarse para qué tanta prisa, si al final vamos a terminar todos en el mismo lugar.

A yer fue feriado en la Argentina y por la mañana las calles de Buenos Aires estaban desiertas, o casi. Tan solo algunos visitantes y locales con poco más que hacer y las inefables parejas de enamorados salimos a disfrutarla a nuestro antojo por la mañana.

E ra la única lectora en el vagón del subte, rodeada por jóvenes de su edad todos ellos enfrascados en sus celulares. Casi me dieron ganas de acercarme a saludarla y felicitarla por que hoy en día podría considerarse como una conducta rebelde y que va contra la corriente.. ¿Leer libros, hay gente que hace esas cosas todavía?

S ospecho que esos niños estaban decepcionados porque no había aparecido ninguna de las momias o zombies que sus padres les prometieron ver para convencerlos cuando salieron a visitar el histórico cementerio de La Recoleta y apelaron al infalible plan B: sus celulares. Entretenimiento asegurado.

T omé esta imagen luego de finalizar una gran marcha de protesta por el centro de Buenos Aires que dejó a la Reina del Plata parcialmente emparejada con el quilombo dos Palmares ( link ). Supongo que serían manifestantes detenidas durante la represión o quizás simplemente una performance contra la represión. Me llamó un poco la atención, eso sí, el hecho de que estuviesen tan tranquilas, inmóviles diría yo.

H ay que decir que no todo el mundo se conecta con la naturaleza de la misma forma. Estas damas, entre las cuales hay algunas que clasificarían para la categoría que los ingleses llaman  " old girls " aprovechan el descanso al sol junto al mar al máximo, quizás porque saben por experiencia que dura poco y pronto va a volver a esconderse cobardemente tras una espesa cortina de grises nubes durante varios meses.

E s una maravilla, el otoño. El sol aún lucha por demostrar su poder pese al calendario, las olas continúan llegando a la orilla como si nada, el cielo azul goza de la presencia de enormes copos de algodón con forma de nubes...Los escasos bañistas pueden concentrar sus sentidos en percibir los colores, olores y rumores de la naturaleza sin distracciones innecesarias,,,Como dije, una maravilla,

Añadir leyenda E l otoño se adelantó, pero no me importa, es la estación del año que más me gusta, de todos modos. Paseando junto al mar, al ver todas esas huellas, humanas y animales, me acordé de un libro de Max Gallo que me gustó mucho, Que sont les siècles pour la mer (Qué son los siglos para el mar), un título que es a la vez una pregunta y una afirmación.

O tra imagen de arquitectura moderna en la parte norte de Buenos Aires, cerca del río.

¿ Q uién dice que el surrealismo es un movimiento del pasado? Ayer, al salir de mi dentista, encontré este objet trouvé , o ready-made  ( link ) , en la vereda de enfrente, pronto para mi cámara.

E n 2004, cuatro antes de las olimpíadas, cuando se arrasaron barrios enteros para realizar construcciones para el evento, el hutong de Beijing aún era bastante extenso. Espero que la destrucción no haya acabado con todos esos restos de la cultura tradicional china que aún quedaban en la zona y que hacían la delicia de los visitantes.

I magen tomada en el minúsculo barrio chino de Buenos Aires, en Belgrano. Fui alli esperando encontrarme con algo parecido a un hutong ( link )  pekinés pero más chico, pero salí decepcionado, no había gran cosa para ver

D icen, pronostican, amenazan con un cierto ciclón que andaría rondando por la zona, aprestándose a arruinarnos lo que queda del verano. Pero yo sé que, aunque oculto, un cielo azul con blancas nubes está a nuestro alcance, o casi. No hay de qué alarmarse.

L a última vez que fui a Buenos Aires, hace dos semanas, fue para ver una exposición del fotógrafo estadounidense Steve McCurry. Imagínense mi sorpresa cuando al llegar al Centro Cultural Borges me di de bruces con esta escena. Por un breve pero terrible momento pensé que este McCurry no era el fotógrafo sino algún artista conceptual con el mismo nombre. Afortunadamente y para mi alivio casi en seguida (soy muy rápido para captar las cosas) me di cuenta de que era la puerta equivocada y que la muestra era al lado.

S e va, se va el verano y llega el otoño, la época que solía gustarme más, aunque en estos últimos años todo ha cambiado y los otoños tampoco son como los de antes.

H ace muchos años me dijeron que " perrito negro " en ruso era un insulto. Nunca pude comprobar la veracidad de eso, pero de todas formas me parecería una injusticia hacia el simpático aimalito que recorría las dunas alegremente.

E stá confirmado, tenemos la foto, que no miente. Las hordas rojas se dirigen hacia Piriápolis, vaya uno a saber con qué aviesas intenciones. Bueno, lo admito, no es una horda, es más bien una "hordita", pero es lo mismo, el peligro es real, son rojos, agitan banderas rojas y eso basta para mi.

R enuentes, debemos aceptar que una vez más el verano llega a su fin, como bien lo anuncian las aguas de marzo ( link ). La playa está más vacía y se presta a los habituales torneos de bochas playeras, feroces e implacables.

L a reunión de amigos estaba en su apogeo; la gente menuda entregada a sus juegos y los adultos a los suyos.

L o acompañaron en grupo hasta la orilla del mar y presenciaron como de pronto comenzaba a elevarse lentamente, separándose de la arena como si fuese la cosa más natural del mundo y entonces gritaron alborozados, alzando los brazos al cielo y señálandolo hasta que poco a poco se fue perdiendo entre las nubes y dejaron de verlo.

¡ C uidado, descocadas muchachas que andáis por el centro de la capital, nada menos, de shortcito, exhibiendo con descaro vuestras (espléndidas) piernas! Ellos (alguien) tienen al mejor, y por lo que se puede ver, además sería cura. Así que...

M e molesta la actitud machista de muchos hombres, demasiados, probablemente. Este señor parecía mantener a la muchacha bajo estricta vigilancia, aunque reconozco que quizás esté siendo un poco paranoico y simplemente estaba fascinado por su belleza, qué sé yo...

S obre la zona norte de Buenos Aires y alrededor de Puerto Madero, han brotado infinidad de edificios modernos y armónicos que le confieren a esa parte de la ciudad un aire moderno muy agradable a la vista.