No la llames
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En otras, su inevitable omnipresencia se manifiesta en la vida cotidiana de manera más explícita; después de todo a la huesuda la llevamos a cuestas desde que nacemos, mal que nos pese.
Las funerarias en Bolivia, un país con una fuerte presencia de lo indígena, por ejemplo, ofrecen sus productos a la calle y sin pudor, alineando prolijamente pequeños féretros blancos junto a juegos de alitas para niños y demás adornos fúnebres necesarios en un país en donde la mortalidad infantil lamentablemente aún es elevada.
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