Para reponerse

Atravesábamos el Himalaya a toda prisa desde Manali hacia Leh, la capital de Laddakh. Era octubre y los caminos quedarían bloqueados por las nieves muy pronto. Al llegar a uno de los pasos de montaña, creo que éste en particular estaba a unos 5.000 metros de altitud, me encontré esta cabaña, la licorería local, en medio de la nada. Me llamó la atención porque los indios, si bien muchos de ellos beben alcohol, lo hacen a escondidas. Pero estoy seguro de que en este caso beber era necesario, para reponerse del susto de atravesar esas montañas infinitas a lo largo de despeñaderos de vértigo, tan horribles que yo, que recorrí tantas veces los Andes bolivianos por caminos impensables, alguna vez incluso instalado encima del cargamento de maderos de un camión, estaba sin aliento y por cierto que no era a causa de la falta de oxígeno.

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