Esta tarde de domingo juliano llueve y hace frío, "¿
qué más se puede pedir?" -exclamó el pingüino con indisimulado entusiasmo. Una tarde muy apropiada para ver caer la lluvia desde el confortable interior de un café, leyendo un diario o un buen libro, pienso yo, que de pingüino no tengo ni siquiera el traje en mi guardarropa.
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