Ayer descubrí esta reproducción del
El cuarto Estado, del pintor
ottocentista italiano Giovanni Pellizza da Volpedo, escondida en un barrio alejado del centro de la tacita de plata. Es una obra, como todos saben, infinitamente reproducida en todas partes para representar a los trabajadores. Me quedé pensando si su autor, que murió antes de cumplir los cuarenta años, a principios del siglo XX, habrá alguna vez sospechado, siquiera, la repercusión que llegó a tener esta pintura suya. También estuve a punto de preguntarle a la señora de la escoba, que por momentos parecía querer meterse dentro de la misma y marchar junto con los demás, si sabía algo al respecto. Desde que el artista pintó esa obra ha corrido mucha agua bajo los puentes y la situación de los trabajadores ha cambiado bastante; pero no en todo ni en todas partes; todavía les queda mucho camino por recorrer a los personajes del cuadro.
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