Averno

Ayer llegamos a Indonesia por el puerto de Dumai, en el este de Sumatra. De inmediato decidimos alejarnos de ese lugar sin interés y pusimos proa hacia Butikkinggi, a diez horas de camioneta por una ruta estrecha, tortuosa y con un tránsito pesado incesante, pero en compensación, en pésimo estado. Durante todo el trayecto nuestro intrépido chofer intentó sortear estos obstáculos menores conduciendo como un loco -seguro que en sus ratos libres practicaba con una motocicleta- adelantándose en segunda fila y a toda velocidad. Al cabo de varias horas de mirar a la muerte -con forma de camión- a los faros, uno termina por acostumbrarse y me dormí. Cuando me desperté era de noche y estábamos en un lugar extraño. Buscando, semidormido, el baño, fui descendiendo una larga escalera que desembocaba en esta misteriosa entrada. Preocupado, busqué por todas partes la famosa y temible inscripción "lasciate ogni speranza vuoi che entrate", pero no la encontré. Volví sobre mis pasos, por las dudas. ¡No fue un sueño, la foto es la prueba!

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