Silenciosas

Lo logré: me fui acercando con sigilo, en puntillas, como dicen los españoles, di un rodeo y las pesqué dormidas. Durante un momento lo disfruté bastante: las pantallas nos vigilan todo el día, pero en algún momento tienen que descansar y esta vez conseguí ganarles de mano, al menos una vez. Por momentos me admiro de mi propia osadía...

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