El llamado


¡Que pase el siguiente! -tronó la voz desde lo alto, en un tono amable pero que no admitía réplica ni demoras.
Obediente, el número 17 comenzó el ascenso por la estrecha escalera de caracol y en pocos segundos lo perdí de vista. Me quedé esperando, con una extraña mezcla de temor y curiosidad, a que la voz me llamase a mí a continuación, pero eso no sucedió porque me desperté y me encontré de nuevo en el mundo real...o quizás en el irreal, ya no estoy tan seguro.

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