Caótico

Caía la tarde y en la explanada municipal, pese a que estaba casi vacía de gente, reinaba el caos. Una enorme pantalla -he notado que vienen cada día más grandes- mostraba la imagen de una muchacha que lloraba, un hombre con todo el aspecto de estar borracho o loco le hacía gestos o la saludaba, y el habitué del lugar, el David, lo seguía todo desde lejos, completamente desnudo e imperturbable. No tuve más remedio que levantar la cámara y dispararla, generalmente funciona.

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