Indiferente
Los turistas estaban entusiasmados y les sobraban motivos, Roma es magnífica. Pero el vagabundo los ignoraba, desdeñoso y dormitaba apaciblemente. Después de todo, ¿qué sabían ellos? Cuando ellos se fuesen a dormir a sus confortables hoteles, la ciudad quedaría nuevamente vacía y él podría recorrerla a sus anchas, como cada noche desde que podía recordarlo.
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