Sueño futurista

El joven chino era un idealista impenitente y, fatigado tras una noche de diquisiciones filosófico-políticas y generosas libaciones de cerveza Tsingtao con otros como él, se había quedado dormido en la parte del Bund que da sobre el río. Soñaba, y en sus sueños ultramodernos rascacielos, dignos de haber aparecido en la película Blade runner (Ridley Scott, 1982), surgían de la isla enfrente a él e indicaban el sentido en que China, hasta no hace muchas décadas atrás un país agrícola, iba en camino de convertirse en uno de los países fundamentales del siglo XXI


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