Jugadores en un café en El Cairo
Descubrí ese café cuando pasé delante una noche retornando de Alejandría. Quedaba relativamente cerca del barrio adonde estaba mi hotel -Zamalek- y volví a visitarlo una o dos noches después. Su dueño, al que le mostré ejemplares de reportajes míos pupblicados en el suplemento Cultural de El País, me permitió tomar fotografías durante un rato, hasta que en un determinado momento, con la habitual cortesía local, me dijo "¡Basta!", dando por terminada la sesión.
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