Asiladas

Estuve un rato oteando el horizonte desde la ventana de la oficina, buscando las nubes y nada...el cielo estaba límpido y sin trazas de ellas. De pronto miré hacia mi izquierda y las descubrí: las muy taimadas se habían refugiado, junto con un pedacito de cielo cómplice, en el edificio de al lado.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La nao

En capas

Café en Broadway