Angustiadas

Delgadas y desnudas, las mutiladas ramas de los plátanos apuntan hacia el cielo como los dedos de un esqueleto, como los árboles torturados de los grabados de Goya en "Los desastres de la guerra", pidiéndole que continúe así, azul y casi despojado de nubes como ahora, que deje circular al sol un poco más, que ya el invierno hizo lo que debía y ahora tiene que llegar la primavera, pronto, por favor...

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