Enmascarados

Volvía a casa al atardecer y aún había luz, pero la noche caía con movimiento uniformemente acelerado y pronto me rodearían las tinieblas. De pronto los vi, caminando a mi encuentro, sin darme tiempo a rehacer mis pasos y alejarme rápidamente. Dos enmascarados, probablemente un par de asaltantes de caminos (o de ramblas), pensé, este penoso asunto de la inseguridad ciudadana nos ha puesto a todos un poco paranoicos. En ese momento sentí, a lo lejos, el batir de los tambores y recordé que esa noche se realizaban las Llamadas. ¡Qué alivio, un día más sin ser asaltado, por ahora todo va bien!

Comentarios

Entradas populares de este blog

La nao

En capas

Café en Broadway