A la espera
Las elecciones nacionales de 1984, las primeras después del fin de la dictadura militar, eufemísticamente llamada por los dictadores de turno "cívico-militar", no fueron demasiado libres. Con los candidatos de dos de los partidos de la oposición, Seregni y Ferreira Aldunate, por el Frente Amplio y por el Partido Nacional, respectivamente, proscritos, la opción era clara y al candidato del Partido Colorado, Julio María Sanguinetti, se le hizo el campo orégano. Pero el sillón presidencial estaba vacío y siempre sería mejor que lo ocupase un civil elegido democráticamente que alguno de los sátrapas que habían venido usurpando el poder por la fuerza durante once años.
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