E n casa comemos muy poca carne vacuna, en mi caso particular, por acontecimientos relacionados con el reiterado descubrimiento de altas tasas de colesterol en mi organismo, más que por razones éticas o filosóficas. pero al menos no utilizo el doble discurso de los tibetanos, que aunque budistas, que supuestamente deben comer y menos aún sacrificar animales, ingieren alegremente carne de yak o cordero. Alegan que es para completar la alimentación debido al intenso frío del himalaya y blablabla. Esta peregrina tibetana estaba comprando carne en el higiénico expendio de un compatriota de profesión de fe islámica, y el argumento de las calorías no corría porque era verano. Moraleja, en el Tibet, cuando mueras, nunca te reencarnes en yak ni en oveja, puede no ser saludable.