Recibimiento

Por fin llegué a Piriápolis a pasar algunos días de vacaciones junto al mar y la playa me recibió con todos los honores: tras descender por la suntuosa escalera de mármol que desemboca en las doradas arenas que lamen las olas con indisimulada lujuria, me recibió una guardia de honor. No puedo quejarme, he irrumpido en el balneario con el pie derecho.

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