Oscuridad

Un extenso apagón había sumido en las tinieblas, aunque era mediodía, a todo el país y yo había tenido que subir once pisos por escalera para resolver un trámite. A mitad de camino, por una ventana abierta, tuve un atisbo de las azoteas vecinas y entre las aburridas  torres vi esa azotea más baja, confortablemente dispuesta para ser disfrutada bajo el pedacito de cielo que tenía encima. Solamente le faltaban unas cuantas plantas para que fuese un jardincito oculto en medio del concreto de la ciudad.

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