Paisaje vehicular
Pero antes de alcanzar el paisaje referido en la entrada de ayer, el paseante pasará a lo largo de un panorama desolado, vacío de seres humanos, pero poblado de vehículos a la espera de sus dueños, y tendrá, inevitablemente, la desconcertante y engañosa sensación de ser el único ser vivo en el lugar y al mismo tiempo que la rambla le pertenece solo a él.
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